Una manera de vivir
Una manera
de vivir
El fútbol,
en su correcta definición, sería un deporte grupal que tiene como objetivo que
un equipo anote más goles que su rival. Pero no es posible analizarlo con tal
crudeza ya que para millones de personas es una forma de vida.
Años atrás mi equipo perdió la final de una copa
intercontinental, como habrá sido la tristeza que tenía que mis padres de
dejaron faltar al colegio durante tres días, antes, ni por una enfermedad me lo
hubiesen permitido. ¿Qué habían visto en
mí? ¿Habían logrado entenderme? Creo que sí, me entendieron con solo mirarme.
Supieron que estaba sintiendo un dolor enorme, tan grande como una ruptura
amorosa o alguna perdida. Eso es el fútbol para muchos de nosotros; la
combinación perfecta entre la competencia y la pasión, el juego y el amor. Como todos saben, cuando uno ama está expuesto al sufrimiento.
Nuestro club es nuestro amor. Una historia que
arranca a primera vista y dura toda la vida. Cuando nuestro equipo pierde
tenemos por delante una semana triste y llena de ansiedad esperando la
revancha. Cuando ganamos, somos felices en el trabajo, en el colegio, en la
facultad.
Si tuviese que explicarle a un extraterrestre que es
el fútbol, le diría: que es una religión, que dios es el que más lindo juega y
que el templo es un estadio, lleno de asientos para recibir a miles de fieles.
Cuando no hay fútbol nos sentimos vacíos, nos sobra
todo el domingo. Pero cuando si se juega, nos pasa volando. Como todo lo que se
hace con pasión y pareciera durar dos minutos.
La vida es el tiempo que transcurre entre mundial y
mundial. El fútbol es una manera de vivir y esa manera es la que yo elijo día a
día.
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